miércoles, 10 de diciembre de 2008

Almas Gemelas



Llegas, arrebujada de palabras,
                                                     Cubriendo con letras tu frescura.                                                   
Te hojarascas en frases escogidas…
Prolijamente escogidas,
Para cubrir a la ansiosa niña
Que en una tierra sin agua,
Va en busca de su libertad querida.
Te recibo con humos de silencio,
Acuno tu gramática en mirar callado,
Y en el sigilo con que arrullo
La pausa vehemente de tus tiempos…
Te descubro nuevamente niña
Sobria, prudente de valor alzada.
Blindada y blandiente atizas mi alma,
Sin saber sabiendo cuan atizada está.
Y te vuelves, grácil, al escudo de tus verbos,
A la adjetivación constante de niña asustada
Que todavía busca, incesante, inconsciente,
Sentir cobijo suave, profundo y tierno.
Veo verte venir, con la sonrisa letrada,
Y me amplío, callado… para que te expandas
Hasta el límite justo, preciso, estudiado,
De la niña encantada, que en la comisura deja,
Apenas asomado, el deseo querido y temido,
De un tiempo pasado, de un tiempo alcanzado.
Te asomas mujer, verborrágica y tierna,
Desgranas mil temas, prolijos, fecundos,
Intentando evitar, que en los ojos del cuerpo
En los gestos del alma, atisbe la niña guardada.
Infantil te retozas, gozosa de tu madurez
En un juego sencillo de candor y empeño.
Pero hay un momento, imperceptible, fútil,
En que rindes tu condición de mujer
Y la niña se asoma, sonriente y confiada
Y toma con su mano, por mi esperada
Mi vida y mi sueño, por tanto guardado.
Dos almas gemelas, distintas e iguales,
Al final de un camino se han encontrado.

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