sábado, 14 de mayo de 2011

Mejor medicina

Dejo volar pájaros en la cabeza
para que expandan sentimientos enjaulados.
Olvido que estuve llorando junto al río
y, libre del ser que me atormenta,
desnudo mi corazón desde una ventana.
A distancia prudente, te echo de menos.
En la sociedad de las mesas del bar
los whisky on the rock borraron tus huellas,
(las hormigas quedaron solas con migas de pan).
Con tu seducción me llevaste al abismo del rojo,
entre mis piernas amaneció pronto la revancha,
y entonces me pregunté: “si pudieras, lo harías?”
en un soliloquio traidor de hombre subnormal.
A la tercera llamada del Apocalipsis, vuelvo.
Descubro el sentido de las cosas justo a tiempo
para que pueda escribir sobre el jardín del océano,
y con pánico descubro que todo esto, eterno presidio,
no es más que un arco iris en fugaz desvarío,
que intenta decir, a tus ojos de almendra:
“Te he estado esperando”… y… me demoro en llegar.
Seductora sonríes, ante estas reflexiones de un soñador,
y siento el rocío de las esferas de tu cuerpo a todo poder.
Y allí comienzo todo de nuevo, como mejor medicina.


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