lunes, 30 de mayo de 2011

Viceversa

Tus poemas internos me seducen.
Son un todo y una nada de arenas.
Trampa que me encierra en la lluvia
que trae tu equinoccio perenne.
Así, irreversiblemente internado
en esa perfecta alcurnia simbólica,
con mis manos, exploro tus silencios,
en deseos que no son solo palabras.
Cortésmente, la gloria y la honra me saludan,
y el tenaz labrador de cielos de mi arado
en su costumbre perpetua, muere en ti,
en esa última calle que, por fin,
con los pliegues de tu piel, me arrima
al éxito de tu cuerpo de babel.
Sanamente veo que la realidad,
de atrás para adelante y viceversa,
(cosa extraña, igual como te veo a ti)
cierra los ojos y pide que repasemos
esta historia imperfecta que entretejemos.


1 comentario:

  1. Todas las historias son imperfectas pero vale la pena vivirlas...Buen escrito en el que entrelazas el gin y yan y viceversa...Any

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