En mi ventana veo un loco
enredado en fragmentos
de frutales presencias.
Luego, más allá del sol,
bajo la misma aura
vagan almas perdidas
en sombras de contra luz
arrojados besos de insomnio
llegan en vientos radiales,
y esas picaras obsesiones
de miradas dilapidadas
huyendo en el tiempo
de un destino marchito.
Hay otras ventanas,
plenas de vidas mejores,
que asoman con soltura
cuando la luna aparece
con esencias y aromas,
que siguen tiñendo el aire
aunque pase en el tiempo.
Mi duda es si en ellas
se encuentra el perfume
que ando buscando
de aquella mujer.
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