Para alguien como vos,
yo soy una bahía, un puerto.
Ese, al que llegas desplomada,
sedienta de tiempo y espacio
a lograr la resurrección de lejanías.
La fiebre de la marea te encalla,
como la travesura de un tatuaje,
en el aire esquivo que hay en mí.
Te desvistes del hastío que te habita
profanando las trazas con quimeras,
hasta que crees alcanzar la savia
que te restituye el afecto diluido
y, enamorada de ti misma, partes,
abandonando el descanso penitente,
dejándome en la consciencia acrisolada
de una nueva cruel espera.
Para alguien como vos,
ResponderEliminaryo soy una bahía, un puerto.
Ese, al que llegas desplomad(O),
sedient(O) de tiempo y espacio
a lograr la resurrección de lejanías.
La fiebre de la marea te encalla,
como la travesura de un tatuaje,
en el aire esquivo que hay en mí.
Te desvistes del hastío que te habita
profanando las trazas con quimeras,
hasta que crees alcanzar la savia
que te restituye el afecto diluido
y, enamorad(O) de ti mism(O), partes,
abandonando el descanso penitente,
dejándome en la consciencia acrisolada
de una nueva cruel espera.
ASI ES, y perdón por el atrevimiento de cambiar el género de la persona...
pero así es
un abrazo, sergio
claudia