Pensaré en cambiar el buscándote,
por las memorias de una celebración,
tibia, como un pálido sol de invierno.
Después de todo, la vida no solo
es búsqueda, sino también,
saber esperar algún encuentro
con algo tuyo, sin remordimientos,
ni rótulos necios. Con mínimos saberes.
Para confabularnos en esas inexistencias
que buscan respuestas en el médano versátil
que me sucumbe en tu esencia de mujer.
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