miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tres diablos

La mujer espera en el local,
tres diablos azuzan sus azares.
Una decisión no es fácil de tomar,
algún día, alguna vez podrá todas,
hoy todo es distinto, solo una.
Emocionarse ante una piedra,
aleja las fascinaciones de la ropa
y las secuencias del embellecer.
Provocación encuentra en las vitrinas,
las malicias asoman en sus ojos,
el espejo la ilusiona como nunca bella,
en su trajecito de oficinista a sueldo.
El consumo distanciado se le aleja,
oculta su  frustración en la sonrisa,
y se regresa a la isla de su día a día.
Después de todo, vivir significa olvidar.
Por ahora la vida es embustera.

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