viernes, 7 de septiembre de 2012

Por ahora

El alma vaga con botas nuevas
en el ascensor de lo cotidiano.
La vanidad de las muñecas
subsiste pese al tiempo verdugo.
La sonrisa de una marioneta
se pinta, con sigilo sacramental,
en un viejo hotel sin estrellas.
El reflejo ajado de una angustia
pretende una última llamada
marcando un número ocupado.
Tras las rejas, un robot interior
intenta un paseo poco agradable,
y la inocencia no le vale para nada.
Fantasmas en retroceso, (por ahora),
solitarios, dentro de sus cuerpos,
capturan en un vuelo al olvido.
¿Que mas, aún, se puede pedir?
Fuguémonos de las personas
que van viviendo de sus sombras.
Hoy es un día de buena fortuna.
Tengo sed de palabras que no dicen.
Si no estas, un punto y una raya
me galopan las indómitas entrañas
en el espacio de tu ausencia,
justo allí, donde tu ombligo guarda
la calidez de la menta ácida.

 

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