Transito con
la deriva,
desde ese
lugar secreto,
en que la
mielga amarillea
la mentira
de tu ausencia.
Madrugadas
de música
son la
omisión perenne,
que azahares
azules,
me dibujan
en estrellas
que, como
vagabundo soñador,
recorro
desde siempre.
Postulante
eterno al relevo
de una memoria
nueva,
soy viento
en soledades,
espectro en
multitudes,
reseca piel
en la lluvia,
hechos
que acontecen,
dimensión
de promesas,
probabilidades
erráticas
en
repentino réquiem.
Si
pudiera no pensar ya más,
sería poesía en los bordes
paradojales
del silencio,
secuestrador
de sensaciones,
riesgo de
tus sentidos,
y el abismo
que te engulle
con la
codicia de mis besos.
Ilustración: "Paradoja" - Luis Vence
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