Vigente
aún la atracción
de
esos días aquellos,
en
que el sabor de la nada,
se
perdía en tu boca,
no
siempre disipé el deleite
de
todo aliento de ti.
En
esquinas profundas
quedaron
vivos rescoldos,
sucesos
que importan,
desnudándome
secretos
en
oníricos ámbitos.
No
se porque cuestión,
los
apacigüé en espera,
en
un mundo de ganas
de
volver a tus manos.
Y en
esa hiriente desidia,
me
adormilo en la noche,
sintiendo
de algún modo,
que
habito en tus sueños.
Ilustración: "Habitar sus sueños" - Isabel de Laborde
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