La nada y yo nos frecuentamos
en breves encuentros de frialdad.
Ella se viste como noche de amor,
excitante con sus brisas en ofrenda.
Sucede en la playa de las almas,
frente a los acantilados del deseo.
Me atrapa junto al último cigarrillo,
en el desborde de mi propio río,
me sabe frágil de ajenos tiempos,
abismo de un viejo y lejano verano.
Me pondera con la ciega esperanza
de hacerme creer que no estoy solo.
Pero… a quien trata de engañar?
Si veo a mi fatiga de amores apócrifos
deshacerse en crónicas de nieve.
Si veo a mi fatiga de amores apócrifos
ResponderEliminardeshacerse en crónicas de nieve
ME DEJÓ PENSANDO SEROMA