domingo, 23 de noviembre de 2014

Deidad de hembra


Noctámbulo navegante de las nubes,
embárcate, sin un porqué, en la locura
que brinda el faro de un dios de arrabal,
dormido en el puerto tentador del pecado.
Cierra los ojos, para ver la ciudad fatal
que alberga, con el cielo en la mirada,
la caprichosa princesa fría que desvela
con su cáliz siempre ofrecido y favorable,
tus sedes embriagadas de frutas aciagas.
En ese lugar es donde quisieras tu estar,
lejos de la profana soledad del mar abierto.
Arropado en la erótica deidad de hembra,
cuyo corazón salvaje, finge esa inocencia
que posa sus labios donde más anhelas.
Una vez más vive ese viaje de erupción
que perdura solo, cuando feliz, lo intentas.

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