Vacío el mar y tu espalda,
una ofrenda que solitaria
sale a orear ausencias.
Un tenso latido desboca
las nubes en esta tarde
cual gaviotas de libertad.
La inclinación al pecado
se prodiga donde tu estas.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
No hay comentarios:
Publicar un comentario