Ya no vuelo a amarte.
No es lo mejor, lo sé.
Mis huesos se tensan
en esta bonita lentitud
de intimidades de otoño,
con las que, sin voces,
florezco en tus esencias
a puro estremecimiento.
Costumbre de vivir en ti,
en esa ronda del destino
que perdura en el detalle
de manos en dos cuerpos,
explorando elementales
escondrijos confesados.
Me mata la húmeda ironía
del tallo sumido en tu cobijo.
Me mata la húmeda ironía
ResponderEliminardel tallo sumido en tu cobijo.
Sensual remate a un bello poema mi querido poeta