lunes, 14 de marzo de 2016

Mándalas de guijarros


El álamo resulta un intruso al borde del puente,
se refleja en las aguas y agita por los aires
sus hojas, como ánimas plateadas dando un adiós.
Como amantes del caudal, los sauces acarician
la corriente blanco transparente que trae el río.
Borrachos de humedades vuelcan sus confesiones
en lo extravagante de la flotante y turbia espuma.
A mil kilómetros de allí, una muchacha embriaga
las nacientes saciando su avaricia de pecados.
Un sueño oculto desciende, incansable, de su soberbia,
contaminando de lujuria la corrección de los árboles.
De vez en cuando, un gemido musicaliza las sombras,
la gula que estremece sus carnes rompe su cautiverio
despertando la envidia de los mándalas de guijarros
que descansan, tibias y pacientes, en el fondo del lecho.
Candentes, como alma en pena, estallan borbotones de ira
maldiciendo en inútil sermón la lejanía de aquel que ingrato
prefirió la aventura de explorar y descubrir el universo
antes que el ardiente encanto que ahora se baña en el río.
Bajo el puente, la sombra del álamo, remoja sus olvidos.

2 comentarios:

  1. El poema me trasladó al lugar mencionado, como si lo estuviera viendo. Destaco algo particular: quizá el poeta no se percata de que escribir con tanta imaginación es un don que no todos tenemos. Esos son dones que nos da la vida digna de agradecer por ser así.

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  2. Por esta y muchas razones te he nominado al Premio Blogger House http://girlwithfairytattoo.blogspot.com/2016/03/premio-blogger-house.html

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