jueves, 27 de mayo de 2021

Un vaivén repleto de mareas

 


Lo imaginado, comenzaba

en lo opaco de tu puerta

y esos dos perdurables

escalones de mármol gastado.

Entonces me detenía a gozar

la intensa leyenda de verte,

al borde de la pesquisa,

miraba la higiene de mis uñas

y medía  las pretensiones

de todo lo que iba a venir.

Solo en ese momento, controlando

el desorden entre mis piernas,

descubría que podía llamarte

con breves golpes a tu puerta.

Aguardaba, inmóvil como la razón,

oír tus pasos de gata sin fuerza,

sabiendo que esa indolencia

me condenaría a la alevosía

de derramarme en tu perfume,

a la demolición emocional

de llegar al límite donde ondula

 la locura y sus otras ventajas

hasta la  transparencia del alba.

Después, después solo era bajar

de a uno en uno esos dos escalones,

mirarte mientras me decías adiós,

hasta que la opaca puerta de madera

atoraba un vaivén repleto de mareas.

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