martes, 12 de julio de 2011

Nada



Muchas cosas sin destino
nos pasan casi a diario:
conversaciones sobre nada,
abrazos descalzos de sentido,
adulaciones para el ego,
cosas vivas, cosas fugaces,
encuentros con lejanas ilusiones,
los mismos besos de siempre,
el sueño que ya hemos vivido.
Como un encontrarse y partir.
Al cabo del día, donde se fueron?
Quedaron ojos en la sombra
por si se nos perdieron
en viejos universos paralelos,
o en el ritual de los días vulgares?
Sin embargo, inesperadamente,
una cicatriz tallada en un rincón,
o el hado de un descubrimiento casual,
nos retornan esas ausencia presentes,
como un ayer que ha regresado.
Y la memoria, esa ladrona selectiva
de evocaciones confabuladas,
nos vuelve a regalar el raro privilegio
de poder vivir y gozar la vigencia
de aquellas cosas que creímos nada.

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