Desencantada,
con su deseo
a la deriva,
llegó al final
del último brindis.
Un viejo legado
de nostalgia y sombras,
quizás, le señaló
que todo es efímero
en la moda y el actor.
Ayer, luces, aplausos,
a lo imposible, invitación.
Hoy, el silencio del olvido
y ese sombrío sueño
que ya no resucitara.
Estar lejos de las luces,
el glamour y la fama
es no estar. Triste no estar.
En la farándula
el cielo no existe,
ni se puede recuperar
con insultos y gritos.
Maldita lógica
de corta vida,
donde solo algunos,
los mejores,
logran perdurar.
Para los demás…
mentiras piadosas,
espejos de colores
y un solitario y triste final
… el olvido.
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