sábado, 6 de abril de 2019

En el desván de las heridas


La noche abrió sus párpados.
En el fondo el olvido, bate
sus alas el aire. Temerarias,
las sombras quedan pensando.
Duendes desclavan palabras
entre los ríos de oscuridad.
Se oyen germinar pisadas,
nadando contracorriente.
En algún lugar braman recuerdos
tallados en el cauce oculto
de la sangre entrecortada.
El cuerpo se desprende de lo humano,
ocupa su lugar un blancor
que filtra los resquicios del vacío.
Los ojos ausentes,
   rememoran un simulacro de extravío.
Luego todo es silencio, abismo
hurgando en el desván de las heridas.

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