martes, 30 de abril de 2019

Esplendidamente libre

Yo visité la región delgada
y transparente que circunda
la ventura carnosa y húmeda
de los ojos de una mujer.
Fui nómade en ese reino extraño,
más suave que un tibio follaje.
Mi cuerpo repetido habitó
un tiempo sus límpidos espacios,
la luz blanda de sus pupilas
exploró el trópico de mi desnudez
y mis fronteras. Sin atavíos,
atravesó, con lentitud de lava,
la savia roja que peregrinaba
por mi cuerpo en su presencia.
Se que he estado en ese lugar
donde soy otro, porque es ella
la que, espléndidamente libre,
amamanta mi vicio de ser feliz,
envolviéndome en la ceremonia
de ser habitante de sus pestañas.



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