martes, 20 de enero de 2009

Los enamorados y en hombre de la ventana gris

Extraña mole
De cemento blanco
Se alza frente a mí
Cruzada por una cicatriz
Zigzagueante
Profunda y ausente,
Que desde el suelo
Se eleva iluminada,
Tenue penumbra
Que descubre
Lo que oculto
En la noche
Intima
Debiera
Estar.
Penúltimo piso
A la izquierda
Y sobre lo alto
El hombre
De la ventana gris.
De torso
Desnudo,
Cabeza rapada,
Cada noche
Se afana
En poner
Movimiento
En su ventanuco
Solo.
Todo es lento
Apuro
Para compartir
La soledad
Del solitario
Hombre
De la ventana gris.
Lo veo lavar,
Bruscamente
Su loza,
Enjuagar
Algún trapo
Y colgarlo
De la ventana gris
Para que haya
Señales de vida
En la ausencia
Eterna
Del hombre
De la ventana gris.
Muy por debajo,
Y hacia
La derecha.
Después de la
Zigzagueante
Cicatriz
Que marca,
Que señala
La división
Profunda
De la soledad
Al amor
Compartido,
Se encuentran
Los Enamorados.
Apenas
Si se entrevé,
Un mismo
Ambiente,
De una heladera
Acaso
Una parte,
Un lavadero
Atiborrado
De ropa
Ya reseca,
Y en el fondo
Danzando
Para ellos,
Los Enamorados.
Pasos
Que son abrazos,
Caricias,
Besos,
Apretujones,
Que ahuyentan
Toda soledad,
En un sensual
Cortejo
Infinito,
Que solo
Pueden tener
Los Enamorados.
Seguro
No les importa,
Que desde
Mi lúgubre
Oscuridad,
Observe
Envidioso,
Su lujurioso
Cotidiano
Quehacer nocturno,
Perdidos
Como están
En solo verse
El uno en el otro,
Y ambos
En uno mismo
Final
De cada paso.
Extraña mole
De cemento blanco
Opaco
Espejo
Que refleja
Mi alma
Yo, el solitario
Hombre
De la ventana gris
Soñando
Eternas horas
Vivir
Nuevamente
Hacia
La derecha.
Después de la
Zigzagueante
Cicatriz
Con que
Se marcó
Mi alma,
Cayendo,
Profundo
Abismo
De la dolida
Soledad,
Del hombre
De la ventana gris.

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