jueves, 29 de enero de 2009

Mueca frustrada

Arrastra el sol
Pálidas sombras
Sobre los techos
De Buenos Aires.
Retrocede la tarde
Y la noche avanza.
Cinco farolas
Por cada cuadra
Se encienden.
En ultimo estertor
Muchedumbres grises
Pisotean alegres
Gastadas baldosas.


Amparado por la gárgola
Que vigila de lo alto,
Fumando en silencio,
Bajo el alero,
Ruinoso y triste
Del viejo edificio
De San José y Garay,
Un hombre espera
El paso del tiempo.
La zona es de truhanes,
De borrachos lerdos,
De cafishios y de putas.

No levanta los ojos
De ese punto oscuro
En el que escarba el piso
Con la punta del zapato.
Siempre en silencio
Fumando lerdo.
Solo parece prestar
Una especial atención
Cuando siente el caminar
De pasos que se acercan.

Entonces aspira,
Hondo y profundo
Como queriendo
Meterse en el pecho
Todo el fétido olor
De Buenos Aires,
Lo retiene un poco
Y lo exhala lerdo,
Como distinguiendo
Distintos aromas.
Una mueca frustrada
Que solo se percibe
Por la braza encendida
Que cuelga de sus labios
Señala que no encontró
                                                   El perfume que buscaba.

Y así se continúa,
Horas tras horas,
Hasta que el cielo
No es mas
Que un cofre invertido
Que le tira estrellas
Sobre esa necedad
De esperar que vuelva
El perfume dulzón
De esa mujer
Que por unos pesos
Puso un destello de luz
En sus ojos ciegos.

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