martes, 20 de diciembre de 2011

Castigos


Entelequia de cenizas,
aparente esencia inconfesable,
traes contigo el encantamiento
de la ninfa del  Nilo al amanecer.
Eternidad, silencio y locura
desbordan los humedales de tu piel.
Anegando el cuerpo extraviado,
de manera inversamente proporcional,
al escéptico propósito relativo
del desértico síndrome de abstinencia.
Los suspiros, golondrinas en la iglesia,
son antídoto y verdugos de los ritos
que encadenan a tu difícil belleza.
Y allí estoy, viajero de tus estaciones,
esperando semillas de mieles,
abrazado a la cansada fortuna
de tus castigos de mujer al despertar.

Ilustración: "El despertar de la criada" - Eduardo Sivori

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