jueves, 1 de diciembre de 2011

Placeres

Los placeres de la vida
se pueden resumir
en una encantadora sonrisa,
en sorprendentes visiones urbanas,
o en los efectos de las lágrimas
entre dos miradas intensas.
Esa barrera difusa que blandimos,
entre lo deseado y lo tenido,
es hora que la abandonemos
en el olvido de cualquier esquina.
Las realidades son solo eso, realidades,
y los deseos, no son más que ansias de vida,
que asechan, desde aspiraciones  ocultas,
las cuatro estaciones en que terminamos
siendo lo que finalmente somos.
¿Que tanto nos perdemos en el conflicto
de llorar por lo no logrado
y dejamos de apreciar las hojas del otoño
susurrando sus latidos sin títulos?


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