Ya no te nombro.
Ni te tengo acurrucada
con los fantasmas
que me persiguen
tomando café.
Didáctica, me has enseñado
la realidad de mi vida.
Despertar. Desayunar.
Bañarme, y volver.
Siempre volver a la rutina.
Ahora con el inmenso
agujero negro
de tu nada insistiendo.
Llueve en mi ventana,
y recuerdo que llevas
una pulsera en tu brazo.
La tristeza, esa inoportuna,
no me queda bien.
Son las cosas que odio
del mundo sin ti.
Es un placer leer tus escritos.
ResponderEliminarNinguna partícula material, ni siquiera los fotones de luz, pueden escapar del agujero negro...Estoy íntimamente convencida de que ambos estamos ahí...Bellas letras!...Any
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