El velado deseo de mujer,
en ese preciso lugar
donde los capullos
templan las aguas,
sabe a una eternidad.
Hija de un ahínco
que todos quieren remedar,
la mirada ritual,
buscando la belleza,
tiene aire de romance.
Un camino de señales,
por encima del hombro
tras de mí se viene,
y yo, labriego, le sigo.
Ilustración: "Labriego catalán reposando" - Joan Miró
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