Somos instrucciones,
monólogos múltiples,
sobre todo, diáspora
de pulsiones y de sangre.
Abismos inescrutables
en un ciclo de descarte
entre la locura y la cordura.
Gracias a que somos eso,
y mucho más también,
somos hermosamente humanos.
Dioses de nuestro destino
y hacedores de nuestra existencia
en el camino de completarnos
en esta vida que nos toco.
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