Cae una fuerte nevada.
Las calles del pueblo
desbordan con lo níveo,
color del aguanieve congelada.
Abriéndose paso,
entre una espesa capa de nieve,
el aburrido aislamiento
pronto se distribuye en profunda armonía.
Se disfruta de ese momento
con una profunda envidia sana,
desde el áurea de protección
que promete la acogedora lumbre,
hacia donde es mejor refugiarse acompañado.
Porque es algo que no tiene precio.
Ilustración: "Pueblo nevado" - Alberto Fernandez Palenzuela
El paisaje invita a refugiarse en la cálida vivienda. ¿Estará cálida?
ResponderEliminarBonita poesía que describe de maravilla el ambiente invernal.
ResponderEliminarPreguntas en ella que se haría en caso de estar fuera, en el frío, yo me iría a mi casa, junto a la chimenea, calentita.
Un abrazo, feliz domingo.
intenso lo que escribe
ResponderEliminarme has encantado