Pese a esa absurda conducta humana de dejarse llevar
para encontrar respuestas en cada una de las esquinas,
decidí dejar mis carcajadas y cruzar hasta la otra orilla,
ponerme a descansar en el umbral solo para volver a soñar.
Dedicarme a andar
sin mi cuerpo, sin ideas y sin hambre,
con mi copa fatalmente deshabita solo en la mitad
inferior,
viendo al viento jugar con la gente que anda por los
aires.
Uno, dos, tres y no muchos más, que son los que se
atreven
al apareamiento necesario para saber si un sueño es
posible.
Los humanos siempre buscamos respuestas, siempre nos cuestionamos los porqué. Creo que simplemente por ser humanos. Me gustó el poema y el sentido que encierra.
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