viernes, 17 de junio de 2016

Dones del alma



Un susurro de lenguas acompaña la voz del silencio,
cabellos mojados, sobre la espalda, inquietan la piel.
Se dibuja en lino blanco la trama clandestina de dos
que, juntos, encienden todo a través de los sentidos.
En el borde de la nada se excitan sus labios heridos
probando el sabor, sin habla, de una iniciación o un final.
Se propaga la invitación en el apetito sin vergüenzas
que se expresa en el disfrute real de la confluencia
que, aguas abajo, pronto se manifiesta en el perenne
contacto oculto entre bocanadas de tibio calor íntimo.
Se asfixia el grito en ese secreto lugar donde nadie gana,
y así, ellos continúan inventando el mito de una anatomía
que domestica los cuerpos y dilata los dones del alma.

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