Las hojas no caen en vano, su crepúsculo genera vida.
Nacen otras verdades ocultas que rompen la soledad
estéril
de las yermas estirpes invernales.
En esa lenta rutina solemne, entre el clamor y el
silencio.
germina la primaveral poesía despertando frutales
promesas.
Los desaciertos del hombre lo muestran como árbol raído,
tonta e inútilmente aprendiendo del legado de errores
cometidos.
Encuentros y desencuentros surgen en el transcurso de
toda una vida
pero no son un salto al vacío.
Algunas soledades acompañan, otras fertilizan la añoranza
de todo lo hecho y lo querido.
Siempre hay, en el transcurso de la vida, encuentros y desencuentros. Lo importante es no saltar al vacío y permitir que la añoranza fertilice para próximos encuentros.
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