miércoles, 10 de agosto de 2016

Temblando

Saborea el atardecer que te ofrece mi mano,
consume el calor de mi sangre,
que ya no es de primavera, pero mitiga el día.
Atrapa mis dedos, empuña mi largo brazo,
móntate en mis delgados hombros.
Sería estupendo sentirte sobre mí, en mí,
una huérfana noche, una noche como tantas.
Sobre mi pecho, tu cabeza y sus pensamientos,
y luego el todo acompañándonos.
Seríamos parte de él. Temblando.




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