Me
salí del libro de quejas víctima de no decir nada.
Quejarse
es tan vano como un metro sin medidas,
y
acá estoy, uno más entre los unos que no
dicen nada,
que
mastican y beben en soledad, como únicos invitados
a
una fiesta sin invitados. Respirando con infinita calma,
cansado
de soluciones cortas para problemas largos.
Resuelto
a cerrar la puerta que alguien dejó una vez abierta,
respondiéndome
preguntas que no tienen ninguna respuesta,
jugando
el juego del no me importa, cuando en realidad,
me
cala hasta el alma el interés por todos los demás,
sean
un hombre, un perro o el gran mago de la escena final.
me cala hasta el alma el interés por todos los demás,
ResponderEliminarsean un hombre, un perro o el gran mago de la escena final. Muy bueno..