jueves, 18 de agosto de 2016

Si pudiera

A las orillas de algún río, una mañana,
aún adormecido,
quisiera hurtarle al alba un poema sobre ti.
Con palabras simples,
mejor aún con monosílabos tiernos,
que solo tú y yo los comprendiéramos,
que copien tus formas
en las pequeñas gotas del rocío
y envuelvan en místicos sabores tu dulzura.
Quisiera grabar en la memoria
el eco de tus voces en mis sueños,
que la suave cadencia de las aguas corriendo
tocaran palpitando tu piel,
tan solo un segundo y te despertaran a mi lado,
con el viento aún adormecido
abriendo tus ojos,
tus cabellos rozando en mi pecho.
Si pudiera,
te haría con el agua un espejo para que te vieras bella,
tan bella como yo te veo,
me andaría en sigilo y sosiego hasta tu lado,
llevándote voces
que ninguno más debe oír. Solo son tuyas.
Oscurecernos la piel en caricias
y dejarnos explorar hasta encontrar el futuro
donde la palabra
se pierde en la unión de nuestros los labios.


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