en su bolsillo izquierdo.
Sobresale el arcoíris del derecho,
y en su boca, esconde bocaditos de mar
profundo.
Tiene aromas de aventuras
enredados en el pelo y en la palma de su
manos.
Se inventa una poesía en cada amanecer
y habla de escaleras, de hormigas,
de la luna, la lluvia y mentiras como si
quisiera
dibujarle una mueca a la noche.
El hombre triste es un circular comandante de
la nada,
obsequia sonrisas con vergüenza y llega tarde
a todos lados.
Parece no importarle,
desde algún lugar un sol desde la infancia
le regala un sueño de verdad,
entonces, inconcluso, alza vuelo insolándose
en la espera del destino.
Cuadro de la vida en un entramado de preciosas letras.
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