Desciende
la cofradía del asombro
dejando
húmedas huellas, sobre
esa
realidad sensible en que tu piel
se
convierte luego del derrumbe.
Nada queda de tus púdicos temores,
cuando
la obsesión, en susurros,
se
convierte en sed que busca saciarse
en
opciones que inventa el caos
en
la primavera de tus pétalos negros.
Tus
manos son el cansino caminante
que tres veces seguidas, y otras tres,
sublima
la tentación que se apodera del todo.
Con
sumo cuidado libas el brebaje
que
colma tus apetencias de sanas urgencias,
y
por ellas, el deseo nocturno resulta perfecto,
aunque
el sol, recién amanezca,
y no hayamos dormido.
Ilustración: "Susurros" - Guisela Samudio
Me gusta lo sugerente de las líneas que se derraman una luego de otra y otra... hasta el descanso y un suspiro.
ResponderEliminar