Telaraña frágil al viento,
como obra del destino,
disociados en el alma,
sueños abandonados,
hijos del desencanto,
llevan la fugacidad eterna
de habitarnos por dentro.
Su raro y dominante poder
reside en guardar acopiados,
lo que fuimos queriendo ser,
ideas, realidades y fracasos,
que como dulce advertencia,
nos dejan siempre presente
un… “te acuerdas del ayer”.
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