Mirando
el cielo, busco un epicentro
para
brindar un beso de despedida
a
una muñeca dúctil y de porcelana.
Lo
logras y lo declaramos festivo?
me
dice el flautista de los cuentos de hadas.
Me
declaro culpable de lo excepcional
en
el último día del tiempo de ayer.
Mírame
a los ojos en algún lugar del mundo,
y
llegarás al secreto oculto de mi corazón,
me
susurra el olvido en el lejano mar.
Contemplo
mis cicatrices con sabor carmín,
mientras
me llega el fantasma de ciertos perfumes,
y
sin saber como, me proclamo el último
vagabundo
de insomnios fértiles y creativos,
o,
sin ninguna subjetividad, poeta o farsante.
Ilustración "La flautista" - Lozzano
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