Un fantasma, traidor y favorito,
rinde homenaje a una ausencia,
haciendo lo que mejor sabe hacer,
espejismos y falsas sombras.
Luego, afónico, dice que todo acabó,
y se marcha si esperar aplausos.
Juntos gritan ¡¡basta!! el susto
y el pavor de no se a que.
Un ruido de cadenas roza mi cama,
y una voz protesta que viaja a no volver.
Olvídate!! me dijo a través de sus lentes
la anorexia nerviosa de una lunática.
Camino sobre un botón inmenso,
a la sombra de la palmera de siete colores.
Una batalla mas que se da una noche,
cuando un brindis que era de despedida,
para seguir sobreviviendo en el intento,
se transfiguro en continuidad de un encuentro.
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