jueves, 21 de mayo de 2015

Tácito acuerdo

Atrincherado en un burdel esquizofrénico,
se llegó del sur buscando a su Penélope.
De allá abajo, le conoció sus alucinaciones,
de acá arriba, supo de su existencia vivida.
El anhelo de lo que se encuentra prohibido
le dio la elocuencia de un cazador de liebres.
Cuando todos callaban, la tomaba de la mano,
allí o donde sea, para que el dolor no le duela.
La sabía entera e integra en la idea del saber.
Sin aclarar el por qué, la dejo ir cuando se fue.
Tampoco le preguntó cuando al fin se volvió.
Su acto oculto era un tácito acuerdo cumplido,
el talento de ser libre los juntaba otra vez.
Eso le bastaba, aunque lo mordieran los perros
cuando al fin, se adormilaba entre sus brazos.



Ilustración: "Cabaret 1904" - Joan Barceló Guillén



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