Extrañarte,
es como una poesía urbana.
Excita
a conocer territorios escondidos
con
las evocaciones del color de tu piel,
abrir ventanas para una tarde de lluvia,
permitiendo que se filtren, suspensivas,
revelaciones de historias no narradas.
Es transitar secretamente por avenidas
oscuras, argumentando el encontrarte.
Una suave aventura sin métrica ni rima
que vaga ausencias plenas de tu existir.
Es recorrer los desniveles de tu cintura
en un juego de melancólicas sombras,
íntegro de tu presencia, aun si no estás.
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