Algún día, acércate despacio,
sin pedir respuesta alguna,
arropada entre las sombras
que volatilizan tu perfume.
En días de misterio y candor,
vestida siempre solo de mujer,
mírame en torno al silencio.
Inmólate con tus palabras
en las saetas de mis deseos,
y en humedad en tus labios
disuelve el cruel sin sentido
de la falsa incomprensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario