lunes, 27 de julio de 2015

Alimento


Tenía hambre de un amor verdadero,
condimentado con sencillez y  lealtad,
envuelto en la calidez de una palabra,
acompañado de lo que algún día soñé.
Traté de hallar los ingredientes necesarios
en la alacena de todas mis vivencias,
 pero no me recordaba donde estaban
las más importantes ni las esenciales.
Junte las migas de unos viejos consuelos
con los que aprendí a amar y a sufrir,
los uní con algunas presencias inesperadas,
las aderecé con encuentros furtivos
cubriéndolas con despojos de ilusiones,
y junto a deseos incumplidos y olvidados,
me fabrique un alimento de engaños
con el que calmar mi apetito de caricias.

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