sábado, 25 de julio de 2015

Balconeando

Nació sabiendo que el mañana puede no llegar,
y que el ayer es un fragmento de la historia ajena.
Nunca obedeció lo estéticamente correcto
en su deshilada aventura de invisible sujeto.
Su voz de bajos decibeles era confusa,
intenso en sus pareceres y de manos frías
vio a la verdad como un crónico espejismo.
Descreía de las profecías y los pesados equipajes,
miraba a la altura de los ojos los sucesos del día.
A despecho de los demás, y con sus alforjas vacías,
santificaba la inocencia en la semblanza del desamor.
 Colmado de simplismos urbanos sobrevivía
sangrando fracasos de voces y energía,
para él era igual ganarse la vida que decirle adiós.
Alguna vez sobre una mesa y después de un vino,
olvido el ser quien fue y el que nunca ya iba a ser,
balconeando el último de los todavía,
tocó fondo sin conciencia ni permisos,
y partió en busca de los concertados encuentros
en los que ya no brotan las palabras.


Ilustración: "Balconeando" - Matilde Liendo

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