jueves, 2 de julio de 2015

Perros del olvido


Embistiendo el aullido de los perros del olvido,
dejas de lado lo que hemos sido.
Albergo preguntas sin respuestas,
quizás divagaciones sobre la aventura de los sueños,
realidades a tientas, algunos jamases y muchas dudas.
Una confusión egoísta le da cierta bohemia.
Insolentes secretos quieren volcarse en tinta,
absurda pretensión que nunca debiera ver la luz,
solo se vislumbran fragmentos del todo,
tal vez algún tímido comienzo pero sin ninguna conclusión.
Sin nombres, una historia no es más que ausencias,
una flor de invierno concebida en desamparo.
No quiero ser el que mienta las verdades,
prefiero guardar, en la clandestinidad de mi canto,
confesiones que muestran tu aroma y esencia.
Una historia boya a la deriva.

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