jueves, 8 de octubre de 2015

Lerdo

Susurra una otoñal balada
en el epílogo del amanecer.
Se pueden divagar celestes
en el camino de las estrellas.
Crecen mansos los minutos
en el Gólgota de las noches.
Despiertan azules durmientes
aprendiendo a mostrar el día.
Naciendo de lo viejo y sabio.
la calma se alborota lánguida,
bullendo de energía anónima.
Ligados avanzan pulidos rayos
dorándolo todo en su marcha.
El silencio lento se abandona
y se instala el día en un suspiro.
Es cuando, lerdo, me despierto.


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