jueves, 22 de octubre de 2015

Sin rencores


No reconoce retratos ni recuerdos,
no posee ni lagrimas y ni lamentos.
En algún lado, escrito con negra tinta,
perderán las palabras que lo describen
una imagen de vigilia sobre lo que fue.
Dirán tu nombre, si acaso lo recuerdan
y nada más. No hay otras despedidas.
Algo acá, justo acá, se fue perdiendo,
como todo, duró lo que debió durar.
Ahora solo es todo lo que no está.
Las doce de la noche es una buena hora
para barajar y dar de nuevo. Sin rencores,
al final, el agua lava hasta las decepciones.

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