lunes, 24 de octubre de 2016

Un vacío, ayer llamado mar


Como un arlequín sin nombre
los viejos lobos miran al mar.
Tibia y suicida se dilata su llanura,
vacío pesebre que solo es tristeza.
Una boca tenebrosa y oscura
se aleja engullendo cargadas redes.
Rabia por esa rutina de robo
que deja una pena parida de hambre.
Los hombres van por cargas caras,
desechando lo que no aprovechan,
violan una vez  más la naturaleza
colmando las corrientes de peces muertos.
Inútil empecinamiento humano
que se atiborra dejando atrás ausencias
que mañana serán hambre y desocupación
para los que se llenan sin conciencia.
Si tan solo pudiera yo expresarme,
piensa el lobo con ojos de tristeza,
les daría la bienvenida a un infierno,
pues el sustento que hoy no se llevan, muere
sin que nadie de él se aproveche.
Mañana será platos vacíos, solo recuerdos
que añorarán los desocupados
del barco de sillones azules y boca tenebrosa
que engullía cargadas redes.
Ya no estarán… no estaremos... nadie estará.
Solo la llanura de un vacío ayer llamado mar.

1 comentario:

  1. El derroche de hoy puede ser el hambre del mañana. Lástima que la humanidad no reflexiona sobre eso y destruye, mata y derrocha.

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