lunes, 22 de abril de 2019

Almas solitarias

Los cafés se vuelven soñolientos
en marzo, con el inicio del otoño.
Almas solitarias, en horas muertas
semejan islas cercadas por tristes
grises que aparentan ríos perdidos.
Deslizan en calendarios de olvidos
abandonos donde medir los días,
en incesante lluvia de letargos.
En tanto, dejan que lento se enfríen
malogrados pocillos de café
que esconden una sutil derrota.
Tal vez malheridos por impaciencias
que les hicieron extraviar el rastro
de las estrellas y de otros puertos.



1 comentario:

  1. Los cafés pueden despertar en junio de invierno, para que se active el río y la lluvia deje de ser olvido. Los cafés se calentarán y triunfantes, sanarán las heridas de la impaciencia para volver a encontrar la estrella en el mismo puerto.
    Letras que manan de la bella imaginación del poeta.

    ResponderEliminar