Caminará
conmigo, más allá de la distancia,
la
sombra espontánea de todo mi tiempo.
Acompañándome
en ensoñaciones violetas,
floreciendo
en trémulos períodos invernales.
A
veces, en la policromía de un rápido adviento,
y
otras, con la ambigüedad de vivir un purgatorio.
Azarosa,
como diva danzando en la oscuridad,
siempre
tendrá inesperado final para temas simples.
Se consumirá,
rediviva, en ese mundo entre dos,
en
el que solo soy, taciturno y lánguido lamento
de
los oníricos secretos en que esconde el futuro.
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